Transformando tu realidad.. Y tú ¿a qué atiendes?

Nuestro concepto de realidad está formado por todas aquellas experiencias a las que de manera consciente o inconsciente prestamos atención.

¿cómo podemos transformar la forma de construir nuestra realidad y comenzar a atender a lo que realmente importa..?

Ser capaces de alcanzar una atención orientada a la felicidad, de liberar nuestro máximo potencial y ver todas las oportunidades que van apareciendo en el camino, es una habilidad que al igual que la transformación de hábitos o la construcción de una buena red de apoyo, se puede crear.

¿Y si en vez de convertirnos en víctimas de las circunstancias comenzásemos a comportarnos como creadores de nuestra propia experiencia?

 

Nuestra habilidad para atender nos permite descifrar el mundo. Sería imposible asimilar la totalidad de la experiencia que percibimos. La atención destila el universo dando lugar al concepto de tu propia realidad aunque a veces la realidad que escogemos crear no resulta la más adecuada para disfrutar de nuestra vida al máximo.

Investigaciones con sujetos depresivos, por ejemplo, muestran cómo la naturaleza selectiva de la atención posee una relación directa con trastornos del estado de ánimo. Estos estudios infieren que las personas depresivas se centran atencionálmente en pensamientos negativos y orientados hacia el futuro.

En el otro extremo de la balanza, los estudios de la doctora Barbara Fredrickson, catedrática de psicología en la Universidad de Carolina del Norte, han demostrado cómo prestar atención a pensamientos que generan emociones y estados afectivos positivos, aumenta los recursos físicos, intelectuales y sociales con los que una persona cuenta.

Este modelo de “ampliación y construcción” explica cómo los pensamientos positivos permiten que los seres humanos aumentemos nuestro campo de pensamiento y nuestra capacidad para actuar y generar respuestas más creativas y variadas ante un determinado problema. Además, facilita la creación de relaciones de cooperación y en general hacen que una persona sea capaz de mostrar un conocimiento más profundo y socialmente mejor integrado de las situaciones.

Prestar atención a aquellos pensamientos que nos provocan emociones positivas, aumenta nuestra confianza y habilita en nosotros un tipo de manejo transformacional que permite reenfocar los contratiempos convirtiéndolos en desafíos, nos hace sentir más seguros y capaces de alcanzar nuestras metas y finalmente genera una “espiral ascendente” de emociones positivas que permite seguir manteniendo este tipo de pensamientos.

Fijarse en pensamientos o experiencias negativas, por el contrario, genera un sentimiento de impotencia y desesperación que lleva a la inactividad y a la pérdida de confianza y autoestima.

No es de extrañar que terapias cognitivas de reenfoque atencional tengan tanto éxito con pacientes depresivos, a pesar de que otros factores genéticos o ambientales son determinantes en el proceso de mejoría de este tipo de pacientes.

Junto a esta herramienta, un rasgo distintivo en el manejo atencional de personas que dicen gozar de una vida llena de satisfacción y cargada de significado, se encuentra la capacidad de centrar la atención en el momento presente.

A veces parece que en nuestro afán por alcanzar nuestras metas, nos obsesionamos con el futuro y nos olvidamos de lo que está ocurriendo en el momento presente. Si bien marcarnos metas y organizar nuestro tiempo es altamente efectivo para lograr ser felices, también lo es ser capaces de ocuparnos en lo que está sucediendo aquí y ahora. Localizar nuestra atención en el momento presente disminuye el estrés, aumenta nuestra productividad y al igual que los pensamientos positivos nos permite desarrollar un pensamiento mucho más amplio.

Cientos de hospitales en EEUU incluyen la técnica de atención focalizada en el momento presente como apoyo en terapias de superación de enfermedades como el cáncer.

Este tipo de actividad, que consiste en una meditación diaria (centrada en llevar la atención en el fluir de la respiración y en el estado del cuerpo) permite alejar de nuestra cabeza aquellos pensamientos relacionados con el futuro, que conectan con miedos y dudas y nos distraen del momento presente.

Es un hecho que cuando la mente no tiene nada en lo que ocuparse, todos aquellos problemas potenciales que esperaban con atención, asumen el control haciendo tambalear nuestro equilibrio. Ser capaces de reenfocar nuestra atención en el momento presente hace que nos mantengamos en el camino correcto hacia nuestros objetivos.

Además, durante este tipo de meditación, tienen lugar cambios como el aumento de la plasticidad cerebral, la disminución de la actividad metabólica neuronal y la mejora del sistema inmune, por lo que influye de manera muy positiva en la salud y es de gran ayuda, por ejemplo, para tratar el dolor crónico, trastornos como la depresión, la ansiedad o el estrés y en enfermedades como el cáncer.

De hecho, conclusiones publicadas en Psychiatry Researchindican que seguir un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios positivos en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés.

En definitiva, todos estos resultados muestran cómo mantener un pensamiento positivo y centrado en el momento presente es más que básico, no sólo para mantenernos en el camino correcto para alcanzar nuestros objetivos, sino también para mejorar nuestra salud y disfrutar de una vida plena cargada de bienestar.

Sin embargo ¿Por qué si tenemos pleno potencial para reeducar nuestro cerebro a veces preferimos estar centrados en todo lo que nos causa sufrimiento?

Parece que este estilo atencional focalizado en el lado malo de las cosas, al igual que un hábito, se planta en el cerebro y crece como si se tratase de un árbol que va cogiendo más y más fuerza, retroalimentando a su vez otros pensamientos negativos y haciéndonos creer que somos algo distinto a lo que en realidad somos, que no existe posibilidad de cambio o de transformación posible.

Nos convierte en víctimas de las circunstancias, nos lleva a padecer las situaciones en vez de a actuar para intentar cambiarlas y a nivel social construye esa “cultura del dolor y el fracaso” en donde parece que ver el vaso medio vacío te convierte en una persona mucho más sensata y precavida que el resto, aunque la investigación en neuropsicología diga todo lo contrario y el sentido común nos permita sentir que la vida es un regalo que debemos disfrutar al máximo.

Si atendemos a lo estrictamente científico, la realidad es que las células de nuestro cuerpo se crean, mueren y reemplazan muchas veces a lo largo de nuestra vida. Los seres humanos estamos sumidos en un cambio continuo cada décima de segundo y por tanto lo único ilógico e insensato es creer que nosotros no podemos transformar nuestra vida aquí y ahora.

Hace unas semanas leía una entrevista a Michael Douglas en la que hablaba sobre el cáncer. El actor decía dedicar parte de su tiempo libre a “ver deportes o cualquier cosa cuyo final no estuviese claro” a lo largo de su enfermedad. Y es que dejar de estar en el futuro, centrarnos en el aquí y ahora y confiar en que todo puede salir bien y cambiar en cualquier momento, es clave para hacer que nuestro cuerpo reaccione y transformar nuestra vida.

Dos años más tarde y contra todo pronóstico, Douglas a vuelto al cine por la puerta grande con “Behind the Candelabra”, un papel que le ha supuesto uno de los mayores desafíos en su carrera del actor, incluso después de haber perdido 20 kilos y superado un cáncer en estadio 4.

El secreto de la calidad de vida que vives está localizado en cómo atiendes a lo que te rodea. Reinterpretar la realidad y atender a lo que realmente importa, puede convertirse en la llave maestra de todas las puertas posibles hacia el éxito. 

Controla la información del exterior. Al igual que evitamos ambientes cargados de humo o de ruido, evitar información nociva procedente del exterior es básico para nuestra salud mental.

Concéntrate en todo lo positivo que te rodea. Ya has visto los beneficios que el pensamiento positivo genera en tu organismo, aprovéchate de ellos.

Olvida el pasado. Hoy tienes la capacidad de atender a lo que realmente importa y transformar tu realidad. Focalízate en el momento presente y en la persona que estás dispuesto a ser.

Concentra tu atención en aquello que deseas. El sólo hecho de tener objetivos e intentar conseguirlos aumenta tu felicidad y el concepto de quién eres. Intentarlo te coloca un paso por delante de no hacerlo.

No dudes, Confía. Introduce la palabra valentía en tu diccionario, encaminarte a tus sueños exige tomar decisiones.

Constrúyete. Reaccionamos, huimos, tomamos decisiones y perseguimos objetivos en función de aquello que creemos que somos. Aquello que tal vez nos hemos repetido tantas veces que hemos acabado por creer, pero y si eso no es del todo cierto. y si pudieses ser una persona totalmente distinta.. ¿Qué escogerías introducir en tu vida? Comienza a actuar según la persona que eres.

Crea A efectos neurológicos, estar inmerso en una actividad creativa genera un aumento de nuestras emociones positivas que a su vez ancla la atención y la expande. No hace falta que seas pintor, escritor o pianista, apostar por una idea que brota en tu mente y llevarla a cabo, aumenta tu energía y te renueva por dentro. ¡Atrévete a crear!

Atiende a tus emociones, no te recrees en ellas. Llevar nuestra atención a lo que estamos sintiendo nos hace estar conectados en el momento presente y por tanto provoca infinitos beneficios en nuestro organismo. Las emociones, por sí mismas, no son buenas ni malas, son parte de la vida, lo que son positivas o negativas son las interpretaciones que hacemos sobre ellas.

¡Tú puedes transformar tu vida!

Álvaro Cea – Psicólogo, actor y coaching.

 

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